Reunión plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General
Con miras a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015
Naciones Unidas
Nueva York, 22 de setiembre de 2010
Señor Presidente,
Señoras y señores Jefes de Estado y Gobierno, Delegados e invitados:
Hace diez años, esta Asamblea dio a luz un documento que despertó las esperanzas de muchos pueblos.
La Declaración del milenio ratificó entonces seis valores fundamentales: la libertad, la igualdad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto de la naturaleza, y el sentido de responsabilidad común.
A partir de ellos, los líderes mundiales asumieron ocho claros compromisos: los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que colocaron a los seres humanos como eje de nuestras responsabilidades nacionales y globales.
Hoy vengo a rendir cuenta, ante ustedes y mi pueblo, de lo que ha hecho Costa Rica en este proceso. Mi balance es optimista. Tenemos justificada confianza de que cumpliremos con los Objetivos, a pesar de coyunturas difíciles y de no ser parte de los flujos de cooperación internacional, por nuestra condición de país de renta media. Pero también somos conscientes de nuestros retos nacionales y de que cualquier logro debe ser acicate para el porvenir.
Señor Presidente:
El primer Objetivo nos convocó a reducir a la mitad la población en pobreza extrema. En 1990, un 9% de los hogares costarricenses se encontraban en esa situación. En 2007 bajamos a solo el 3,3%. La crisis económica mundial repercutió en el indicador, pero la tendencia decreciente se mantiene, y queremos mejorar más. Nuestro imperativo ético es que ni un solo costarricense carezca de lo esencial para alimentarse.
El segundo Objetivo, la enseñanza primaria universal, ha sido cumplido plenamente. Todos nuestros niños y niñas en edad escolar asisten a centros educativos. Nos preocupa, sin embargo, que solo un 90% de ellos completen el ciclo, y trabajamos porque en 2015 la totalidad pueda lograrlo.
El desafío aumenta en la educación secundaria, que atrae al 83,6% de nuestros jóvenes, pero solo el 40% de ellos la completan. Este problema de deserción ha venido, sin embargo, mejorando gracias a los programas de transferencias monetarias a los jóvenes de escasos recursos. Además, el programa Ética, Estética y Ciudadanía hace más atractivo y relevante el proceso de aprendizaje, mediante actividades deportivas, artísticas y de servicio.
Pretendemos que, en cinco años, la cobertura ronde el 89% y que crezca mucho más el porcentaje de graduados.
También trabajamos por la cobertura total en educación preescolar; un mayor impulso a la educación técnica y la capacitación laboral; el uso sistemático de las tecnologías de información y comunicación en las aulas, hogares y comunidades, y un acceso universal de calidad a las redes digitales.
Para avanzar en todos esos objetivos, hemos incrementado sustancialmente la inversión en varios rubros. Los recursos destinados a educación pasaron del 3,8% del Producto Interno Bruto en 1990 al 6,8% el pasado año.
Señor Presidente; señores Delegados:
Como primera Presidenta en la historia de Costa Rica, me siento particularmente orgullosa por nuestros avances en el tercer objetivo: la participación de las mujeres en la vida pública, que ha aumentado año con año. Hoy cerca del 40% de los miembros del Congreso son mujeres; también casi el 30% de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. De igual manera, ha aumentado nuestra participación en el mercado de trabajo, de un 30% en 1990 a un 42% el pasado año, con tendencia creciente.
Sin embargo, las mujeres siguen sufriendo de mayor desempleo, precariedad e informalidad laboral. En gran medida ello se debe a nuestras dificultades para combinar los roles productivo y reproductivo. Para superar este obstáculo estamos desarrollando una red de cuidado y estimulación temprana de niños y niñas; a la par de una red de cuido integral de adultos mayores.
En el cuarto, quinto y sexto Objetivos, todos relacionados con salud, seguimos avanzando sólidamente, como parte de un profundo compromiso nacional y políticas públicas desarrolladas por décadas.
Nos enorgullece tener una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del continente americano. Pero aún estamos insatisfechos. Por ello trabajamos para que en 2015 la tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años sea de 2 por cada mil, y la de los menores de 1 año, de 9 por cada mil nacidos vivos. Tenemos también un gran compromiso con reducir la mortalidad materna, a 2 por cada 10.000 embarazos en 2015.
El impacto del VIH/SIDA en el país es bajo, pero continuamos fortaleciendo las medidas de prevención. Sobre todo, hemos incrementado el control de las mujeres embarazadas, y desde 1998, por medio de la Seguridad Social, brindamos tratamiento antirretroviral a quienes padecen la enfermedad.
Nuestra dedicación al ambiente y el desarrollo sostenible antecede en mucho al séptimo Objetivo de Desarrollo del Milenio. Gracias a iniciativas tomadas desde hace cuatro décadas, el 25,9% del territorio nacional está bajo algún esquema de manejo o conservación ambiental; hemos recuperado cobertura boscosa; invertimos para aumentar la proporción de generación eléctrica con energías renovables y la proporción de energías limpias dentro del consumo total. Mi Gobierno está impulsando diversas iniciativas para que Costa Rica pueda alcanzar la meta de generación de energía eléctrica con fuentes 100% renovables en los próximos diez años.
También estamos trabajando por reducir los gases de efecto invernadero, y nos hemos propuesto ser un país carbono neutral.
Hoy prácticamente el 100% de la población tiene acceso a agua proveniente de fuentes mejoradas y la meta es que, en 2015, al menos el 88% reciba agua de calidad potable. Pero queremos que esa agua, en todos los casos, llegue a viviendas dignas, mediante esquemas de créditos y subsidios para familias de ingresos bajos y medios.
Señor Presidente:
Costa Rica reconoce y ha demostrado al mundo que el desarrollo humano sostenible debe sustentarse en la gobernabilidad democrática, el Estado de derecho, la transparencia, el respeto de los derechos humanos, la paz y la seguridad; también exige una vinculación inteligente entre el crecimiento productivo, la educación, la salud, la innovación, el respeto ambiental y la reducción de la pobreza. Asumimos muy en serio estas responsabilidades y no culpamos a otros de nuestros problemas.
Sin embargo, el proceso de desarrollo humano sostenible también demanda una verdadera asociación mundial. De aquí el octavo Compromiso, que implica una cooperación internacional adecuada y eficaz. Nos preocupa que aún muy pocos países desarrollados cumplan con destinar el 0,7% del producto interno bruto a la ayuda para el desarrollo. Al mismo tiempo, si bien entendemos que dicha ayuda debe estar centrada en los países más vulnerables, no debería excluir a los de renta media que, gracias a su esfuerzo, han venido avanzando hacia mayores niveles de desarrollo, pero aún enfrentan situaciones de vulnerabilidad.
Como Presidenta de Costa Rica me angustia otro grave desafío: el del crimen organizado, en particular los carteles de la droga. Si no logramos frenar su embestida, de poco valdrán los avances en desarrollo. Desde esta tribuna de compromisos y esperanzas, hago un llamado a los países desarrollados, sobre todo los grandes consumidores de drogas, para que colaboren eficazmente con quienes padecemos un problema que no ha sido creado por nosotros.
Señor Presidente:
Por nuestro histórico compromiso con el bienestar colectivo y nuestra determinación de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Costa Rica se encuentra bien encaminada para su logro, incluso superación, en 2015.
Pero esto no basta. Nuestro esfuerzo se dirige también a la constante ampliación de oportunidades, la reducción de desigualdades sociales y regionales, la transparencia, el rendimiento de cuentas, la solidaridad y la libertad como generadora de oportunidades.
Agradezco al Sistema de Naciones Unidas su generoso acompañamiento en este proceso, e insto a todos los países a que avancemos juntos por este luminoso camino.
Con miras a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015
Naciones Unidas
Nueva York, 22 de setiembre de 2010
Señor Presidente,
Señoras y señores Jefes de Estado y Gobierno, Delegados e invitados:
Hace diez años, esta Asamblea dio a luz un documento que despertó las esperanzas de muchos pueblos.
La Declaración del milenio ratificó entonces seis valores fundamentales: la libertad, la igualdad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto de la naturaleza, y el sentido de responsabilidad común.
A partir de ellos, los líderes mundiales asumieron ocho claros compromisos: los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que colocaron a los seres humanos como eje de nuestras responsabilidades nacionales y globales.
Hoy vengo a rendir cuenta, ante ustedes y mi pueblo, de lo que ha hecho Costa Rica en este proceso. Mi balance es optimista. Tenemos justificada confianza de que cumpliremos con los Objetivos, a pesar de coyunturas difíciles y de no ser parte de los flujos de cooperación internacional, por nuestra condición de país de renta media. Pero también somos conscientes de nuestros retos nacionales y de que cualquier logro debe ser acicate para el porvenir.
Señor Presidente:
El primer Objetivo nos convocó a reducir a la mitad la población en pobreza extrema. En 1990, un 9% de los hogares costarricenses se encontraban en esa situación. En 2007 bajamos a solo el 3,3%. La crisis económica mundial repercutió en el indicador, pero la tendencia decreciente se mantiene, y queremos mejorar más. Nuestro imperativo ético es que ni un solo costarricense carezca de lo esencial para alimentarse.
El segundo Objetivo, la enseñanza primaria universal, ha sido cumplido plenamente. Todos nuestros niños y niñas en edad escolar asisten a centros educativos. Nos preocupa, sin embargo, que solo un 90% de ellos completen el ciclo, y trabajamos porque en 2015 la totalidad pueda lograrlo.
El desafío aumenta en la educación secundaria, que atrae al 83,6% de nuestros jóvenes, pero solo el 40% de ellos la completan. Este problema de deserción ha venido, sin embargo, mejorando gracias a los programas de transferencias monetarias a los jóvenes de escasos recursos. Además, el programa Ética, Estética y Ciudadanía hace más atractivo y relevante el proceso de aprendizaje, mediante actividades deportivas, artísticas y de servicio.
Pretendemos que, en cinco años, la cobertura ronde el 89% y que crezca mucho más el porcentaje de graduados.
También trabajamos por la cobertura total en educación preescolar; un mayor impulso a la educación técnica y la capacitación laboral; el uso sistemático de las tecnologías de información y comunicación en las aulas, hogares y comunidades, y un acceso universal de calidad a las redes digitales.
Para avanzar en todos esos objetivos, hemos incrementado sustancialmente la inversión en varios rubros. Los recursos destinados a educación pasaron del 3,8% del Producto Interno Bruto en 1990 al 6,8% el pasado año.
Señor Presidente; señores Delegados:
Como primera Presidenta en la historia de Costa Rica, me siento particularmente orgullosa por nuestros avances en el tercer objetivo: la participación de las mujeres en la vida pública, que ha aumentado año con año. Hoy cerca del 40% de los miembros del Congreso son mujeres; también casi el 30% de los integrantes de la Corte Suprema de Justicia. De igual manera, ha aumentado nuestra participación en el mercado de trabajo, de un 30% en 1990 a un 42% el pasado año, con tendencia creciente.
Sin embargo, las mujeres siguen sufriendo de mayor desempleo, precariedad e informalidad laboral. En gran medida ello se debe a nuestras dificultades para combinar los roles productivo y reproductivo. Para superar este obstáculo estamos desarrollando una red de cuidado y estimulación temprana de niños y niñas; a la par de una red de cuido integral de adultos mayores.
En el cuarto, quinto y sexto Objetivos, todos relacionados con salud, seguimos avanzando sólidamente, como parte de un profundo compromiso nacional y políticas públicas desarrolladas por décadas.
Nos enorgullece tener una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del continente americano. Pero aún estamos insatisfechos. Por ello trabajamos para que en 2015 la tasa de mortalidad de niños y niñas menores de 5 años sea de 2 por cada mil, y la de los menores de 1 año, de 9 por cada mil nacidos vivos. Tenemos también un gran compromiso con reducir la mortalidad materna, a 2 por cada 10.000 embarazos en 2015.
El impacto del VIH/SIDA en el país es bajo, pero continuamos fortaleciendo las medidas de prevención. Sobre todo, hemos incrementado el control de las mujeres embarazadas, y desde 1998, por medio de la Seguridad Social, brindamos tratamiento antirretroviral a quienes padecen la enfermedad.
Nuestra dedicación al ambiente y el desarrollo sostenible antecede en mucho al séptimo Objetivo de Desarrollo del Milenio. Gracias a iniciativas tomadas desde hace cuatro décadas, el 25,9% del territorio nacional está bajo algún esquema de manejo o conservación ambiental; hemos recuperado cobertura boscosa; invertimos para aumentar la proporción de generación eléctrica con energías renovables y la proporción de energías limpias dentro del consumo total. Mi Gobierno está impulsando diversas iniciativas para que Costa Rica pueda alcanzar la meta de generación de energía eléctrica con fuentes 100% renovables en los próximos diez años.
También estamos trabajando por reducir los gases de efecto invernadero, y nos hemos propuesto ser un país carbono neutral.
Hoy prácticamente el 100% de la población tiene acceso a agua proveniente de fuentes mejoradas y la meta es que, en 2015, al menos el 88% reciba agua de calidad potable. Pero queremos que esa agua, en todos los casos, llegue a viviendas dignas, mediante esquemas de créditos y subsidios para familias de ingresos bajos y medios.
Señor Presidente:
Costa Rica reconoce y ha demostrado al mundo que el desarrollo humano sostenible debe sustentarse en la gobernabilidad democrática, el Estado de derecho, la transparencia, el respeto de los derechos humanos, la paz y la seguridad; también exige una vinculación inteligente entre el crecimiento productivo, la educación, la salud, la innovación, el respeto ambiental y la reducción de la pobreza. Asumimos muy en serio estas responsabilidades y no culpamos a otros de nuestros problemas.
Sin embargo, el proceso de desarrollo humano sostenible también demanda una verdadera asociación mundial. De aquí el octavo Compromiso, que implica una cooperación internacional adecuada y eficaz. Nos preocupa que aún muy pocos países desarrollados cumplan con destinar el 0,7% del producto interno bruto a la ayuda para el desarrollo. Al mismo tiempo, si bien entendemos que dicha ayuda debe estar centrada en los países más vulnerables, no debería excluir a los de renta media que, gracias a su esfuerzo, han venido avanzando hacia mayores niveles de desarrollo, pero aún enfrentan situaciones de vulnerabilidad.
Como Presidenta de Costa Rica me angustia otro grave desafío: el del crimen organizado, en particular los carteles de la droga. Si no logramos frenar su embestida, de poco valdrán los avances en desarrollo. Desde esta tribuna de compromisos y esperanzas, hago un llamado a los países desarrollados, sobre todo los grandes consumidores de drogas, para que colaboren eficazmente con quienes padecemos un problema que no ha sido creado por nosotros.
Señor Presidente:
Por nuestro histórico compromiso con el bienestar colectivo y nuestra determinación de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Costa Rica se encuentra bien encaminada para su logro, incluso superación, en 2015.
Pero esto no basta. Nuestro esfuerzo se dirige también a la constante ampliación de oportunidades, la reducción de desigualdades sociales y regionales, la transparencia, el rendimiento de cuentas, la solidaridad y la libertad como generadora de oportunidades.
Agradezco al Sistema de Naciones Unidas su generoso acompañamiento en este proceso, e insto a todos los países a que avancemos juntos por este luminoso camino.
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