“Mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales:
interdependencia entre seguridad y desarrollo”
S.E. René Castro Salazar, Ministro de Relaciones Exteriores y Culto
65º período de sesiones de la Asamblea General
Nueva York, 11 de febrero de 2011
____________________________________________________________________
Señor Presidente:
Me es muy grato saludarlo en nombre de Costa Rica y agradecer a Brasil la convocatoria a este debate. Mi país celebra esta iniciativa, reflejo del liderazgo internacional de Brasil y de su acertada contribución a las discusiones globales.
Este debate testimonia la voluntad del Consejo de Seguridad y de su Presidencia de impulsar el trabajo integral en los tres pilares de las Naciones Unidas, sin que ello signifique desviarse de los mandatos fundamentales de este órgano en materias de paz y seguridad internacionales. También destaco las vinculaciones del tema que hoy nos ocupa con el debate sobre la construcción institucional como vía para consolidar la paz, que se efectuó el 21 de enero por iniciativa de Bosnia Herzegovina.
Todo lo anterior es consecuente con nuestro compromiso con la seguridad humana. Por ello, nos adherimos al discurso que, a nombre de la Red de Seguridad Humana, pronunciará el Representante Permanente de Tailandia, Embajador Norachit Sinhaseni.
Señor Presidente:
Costa Rica está convencida de que un mejor abordaje de los desafíos del desarrollo genera seguridad; también, de que un abordaje más balanceado y civilista de la seguridad genera desarrollo.
Los problemas más urgentes relacionados con la violencia y la inseguridad germinan con más facilidad, y se vuelven especialmente inmanejables en países y regiones con una elevada falta de oportunidades, en especial cuando amplios sectores de la juventud carecen de proyectos de vida digna. Problemas como la piratería en varias zonas del Océano Índico, o el reclutamiento de jóvenes en violentas pandillas ligadas al narcotráfico en algunos países de América Latina son, en gran medida, consecuencia de esa ausencia de opciones. Conflictos por recursos naturales básicos para la supervivencia, como el agua, o generadores de riqueza fácil, como el petróleo, se han visto exacerbados por inadecuadas estrategias nacionales o regionales de desarrollo, que no responden a las aspiraciones y necesidades de los pueblos.
También la falta de una sólida institucionalidad democrática, el irrespeto a los derechos civiles y políticos, las distorsiones en las prioridades nacionales y la debilidad en la conexión entre gobernantes y gobernados obstaculizan el desarrollo, producen inseguridad e incuban conflictos que pueden tener repercusiones globales. Una reflexión y acción integrales sobre el nexo entre desarrollo y seguridad, por tanto, debe incorporar también componentes de estado de Derecho, mejora institucional, cultura de tolerancia y prácticas democráticas.
Señor Presidente:
Los problemas de desarrollo y seguridad en el mundo subdesarrollado son acuciantes, pero sus ingredientes no solo son autóctonos. Una buena parte de las armas que allí matan o mutilan a inocentes, cimentan la violencia y multiplican los conflictos, son fabricadas en países desarrollados, incluso con instituciones democráticas de larga data y gobiernos con un alto nivel de probidad. Algunos de esos países también constituyen los principales mercados de la droga y generadores del blanqueo de capitales; otros ponen en práctica políticas migratorias que a menudo estimulan la trata de personas.
Al mencionar lo anterior, no pretendo trasladar culpas. Costa Rica postula que la responsabilidad principal de nuestros éxitos o fracasos está en nosotros mismos. Pero sí estamos convencidos de que para arraigar la seguridad hay que fomentar el desarrollo, la gobernabilidad y un abordaje integral de los conflictos, y que todo esto demanda mayor coordinación global, mejores instrumentos legales y una más depurada acción multilateral.
Para lograrlo, las Naciones Unidas debe emprender múltiples cursos de acción. Menciono algunos: trabajar tanto en la diplomacia como en el desarrollo preventivos; avanzar desde los procesos de paz hacia los procesos de desarrollo, incluido el institucional; generar misiones integradas y multidimensionales; involucrar orgánicamente a la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales, y trabajar seriamente en las políticas de desarme y control bélico. No menos importantes son los esfuerzos en pro de la sostenibilidad del desarrollo, con clara dimensión humana.
En algunas de estas tareas, el Consejo de Seguridad tiene mandatos y recursos muy claros y ha emitido declaraciones de gran importancia; en otras, las responsabilidades y acciones corresponden a instancias que van desde la Asamblea General o la Secretaría General hasta los organismos especializados. Y también debemos considerar el aporte de entidades que trascienden el marco de las Naciones Unidas.
Insto respetuosamente a que el Consejo de Seguridad no abandone el esfuerzo de colaborar activamente en forjar las mejores estrategias a largo plazo en seguridad y desarrollo y velar por su cumplimiento en el terreno. Pero el deber de impulsar los tres pilares de la organización nos corresponde a todos los Estados miembros.
Señor Presidente:
Durante los últimos diez años, los gastos militares globales crecieron un 45%, hasta la extravagante suma de $1.531 trillones de dólares en 2009. Si un 10% de esos recursos se hubiera dedicado a impulsar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, estaríamos muy cerca de su cumplimiento. De aquí la insistencia de Costa Rica en propósitos como la negociación y adopción del Tratado sobre el Comercio de Armas.
El interés de mi país en los instrumentos internacionales a favor de la paz y el desarme deriva de una considerable experiencia sobre la estrecha interdependencia entre seguridad y desarrollo. Cuando, hace 62 años, Costa Rica abolió el ejército como institución permanente y destinó la mayor parte de los recursos gubernamentales al bienestar ciudadano, puso en práctica un paradigma de seguridad ligado al desarrollo.
Nuestro sistema de seguridad se basa en dos columnas fundamentales. En el ámbito interno, se cimenta en la cohesión social y un pacto implícito de adhesión colectiva a la democracia, los derechos humanos, las oportunidades, el desarrollo sostenible y la generación de capacidades. La seguridad exterior la hemos confiado al Derecho Internacional, en particular a los sistemas de seguridad colectiva y los tribunales internacionales.
Este paradigma ha generado importantes avances en desarrollo humano, dentro de un marco de paz y democracia. Nada nos apartará de esta vía, que en la actualidad pasa por una dura prueba. Hace poco más de cien días, nuestro país sufrió una intervención armada de Nicaragua, que se anexó unilateralmente una parte del territorio costarricense. Aunque, por nuestra iniciativa, el caso está pendiente ante la Corte Internacional de Justicia, el ocupante reformuló sus mapas “oficiales” e incluyó como propio el territorio ocupado.
Ante este grave caso, Costa Rica ha mantenido su sensatez y su fe en el Derecho Internacional y el sistema multilateral. Confiamos en su eficacia y en la solidaridad internacional para frenar la agresión y proteger la paz de Centroamérica. Si la seguridad internacional no encuentra su cimiento en el respeto al Derecho, solo puede estar basada en el equilibrio de la fuerza, tan frágil para la paz como estéril para el desarrollo y bienestar de los pueblos.
Señor Presidente:
Sabemos que las experiencias históricas locales, como las de Costa Rica, no implican fórmulas universales, pero así como una mejor consideración de los desafíos del desarrollo genera seguridad, un nuevo paradigma de seguridad generará desarrollo. La Presidenta de Brasil, Dilma Rouseff expresó, con ocasión de su Compromiso Constitucional: “El ser humano no es solamente realización práctica, sino sueño; no es solamente cautela racional, sino coraje, invención y osadía”. Seamos, pues, esos osados e inventivos soñadores, capaces de actuar y ser protagonistas históricos del cambio en pro de mayor desarrollo y paz.
Muchas gracias.
-----
Mr. President:
I would like to begin by expressing my sincere appreciation to Brazil for convening this open debate of the Security Council. Costa Rica celebrates this initiative, which reflects Brazilian international leadership and its wise contributions to global dialogue.
This debate is a testament to the will of the Council and its Presidency to promote a holistic approach to the three pillars of the United Nations, without implying a departure from the Security Council’s fundamental mandates to maintain international peace and security. I would also like to highlight the links of today’s theme with the debate on institution-building as a means for consolidating peace hold on January 21, thanks to the initiative of Bosnia Herzegovina.
All of the above is consistent with of our commitment to human security. With this in mind, we adhere to the statement that, on behalf of the Human Security Network, will be delivered by the Permanent Representative of Thailand, Ambassador Norachit Sinhaseni.
Mr. President:
Costa Rica is convinced that a better approach to the challenges of development generates greater security; also, that a more balanced and civilian-oriented approach to security generates development.
The most urgent problems related to violence and insecurity more easily take root, and grow especially intractable, in countries and regions with pronounced lack of opportunities, where large sectors of the young population are denied the hope of a dignified life. Problems like the piracy in many areas of the Indian Ocean, or the recruitment of young people into violent gangs linked to drug trafficking in some Latin American countries are, in great measure, consequence of this lack of options. Conflicts over the basic natural resources required for survival, like water, and those that generate easy riches, such as oil, have been exacerbated because of inadequate national and regional development strategies, that do not exist or do not respond to the hopes and needs of the people.
Furthermore, the lack of solid democratic institutions, the disrespect of civil and political rights, the distortion of national priorities and the weak connection between those who govern and those who are governed, hinder development, produce insecurity and nurture conflicts that may have global repercussions. Comprehensive reflection and action in response to the intersection between development and security, therefore, should also include the principles of the Rule of Law, institution-building, a culture of tolerance and democratic practices.
Mr. President,
The problems of development and security in the developing world are stunning, but their ingredients are not solely native. A large part of the arms that kill and mutilate innocents, reinforce violence and multiply the dimensions of conflict in those countries, are manufactured in developed countries, including some with long-standing democratic institutions and governments characterized by a high level of probity. Some of those countries also serve as primary markets for drugs and facilitators of money laundering; others practice immigration policies that often encourage human trafficking.
This is not a matter of shifting blame. Costa Rica maintains that the primary responsibility for our successes and failures is no one else’s, but our own. But we are convinced that in order for security to take root, we must promote development, governability and a comprehensive approach to conflicts. And all of this also demands greater global coordination, stronger legal instruments, and more focused multilateral action.
From the United Nations, the possible courses of action are many. I mention a few: to work via preventive diplomacy and preventive development; to advance from peace processes towards developmental processes, including that of institutions; to create integrated and multidimensional missions; to ensure the organic involvement of civil society and non-governmental organizations, and to work seriously on policies of disarmament and arms control. No less important are the efforts in favor of sustainable development, with clear human components.
In some of these areas of work, the Security Council has a very clear mandate and resources; furthermore, it has already issued very important declarations. In other cases, the responsibilities and tasks pertain to instances ranging from the General Assembly or the General Secretariat, to specialized organisms. And we must also bear in mind the contributions of regional and specialized entities that transcend the framework of the United Nations.
I respectfully urge that the Security Council does not abandon its efforts to collaborate actively in forging the best strategies, with a long term perspective, on security and development, and to oversee their enforcement on the ground. But the duty to promote the three pillars of this organization is a responsibility shares by all Member states.
Mr. President:
During the last ten years, worldwide military expenditures increased by 45,% to reach the extravagant sum of $1.531 trillion dollars in 2009. If a mere 10% of those resources were dedicated to the attainment of the Millennium Development Goals, we would be very close to reaching them. It is from these realities that Costa Rica derives its insistence upon the negotiation and adoption of instruments such as an Arms Trade Treaty.
My country’s interest in international peace and disarmament instruments stems from its considerable experience of the close interdependence between security and development. When, 62 years ago, we abolished our armed forces and freed growing resources to be invested in the welfare of our citizens, Costa Rica put in practice a security paradigm linked to development.
Our security system is based on two fundamental columns. Internally, it rests upon social cohesion and an implicit pact of collective adhesion to democracy, human rights, opportunities, sustainable development and capacity-building. Our external security has been entrusted to International Law, particularly collective security mechanisms and the international courts.
This paradigm has produced important advances in human development, within a framework of peace and democracy. Nothing will deviate us from this path, which is now experiencing a particularlly hard trial. A little bit more than a hundred days ago, our country suffered an armed intervention by Nicaragua, which unilaterally annexed a section of Costa Rican territory. And although the case is still pending before the International Court of Justice, the occupying country recently reformulated its “official” maps, and included the occupied Costa Rican territory as its own.
In the face of these arbitrary actions, Costa Rica has maintained its good sense, as well as its faith in International Law and in the multilateral system. We trust their efficacy and the solidarity of the international community to put a stop to this aggression and thus protect peace in Central America. If international security does not lay its foundations in the respect of international law, it can only be based on a balancing of force, a basis as fragile for peace as it is sterile for development and the wellbeing of our peoples.
Mr. President:
We know that local historical experiences, like those of Costa Rica, do not imply universal formulas, but just as a greater consideration for the challenges of development strengthens security, so too a new security paradigm can generate development.
The President of Brazil, Dilma Rouseff, said on her Inauguration: “The human being is not merely a practical invention, but a dream; it is not only rational caution, but courage, invention and daring”. Let us be, then, these daring and inventive dreamers, able to act and to be historical protagonists of change.
Thank you very much.
No hay comentarios:
Publicar un comentario