domingo, 6 de marzo de 2011

Respuesta de Laura Chinchilla, Presidenta de Costa Rica a Daniel Ortega, presidente de Nicaragua

Laura Chinchilla Miranda
Presidenta de la República
San José, 5 de marzo de 2010

Excelentísimo señor Presidente:
Agradezco que, tras varios días de guardar silencio, haya al fin declarado oficialmente, en la carta que me dirigió este sábado 5 de marzo, que su Gobierno respetará la decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre las medidas provisionales solicitadas a ese órgano por Costa Rica, ante la agresión a nuestro territorio ejecutada por fuerzas militares bajo su mando.

Esa acción arbitraria, la destrucción ambiental a que ha conducido, el desdén de su Gobierno por la verdad de los hechos y su reiterada negativa a un arreglo a la crisis, dentro de los parámetros del diálogo, el derecho internacional, los organismos multilaterales, el respeto mutuo y la integridad territorial, ha producido justificada inquietud e indignación entre los costarricenses.
Aún así, como lo pueden testimoniar los centenares de miles de hermanos nicaragüenses que conviven con nosotros ante la carencia de oportunidades en su país, nada ha alterado la hermandad entre nuestros pueblos. Nuestras manos, las de los costarricenses y nicaragüenses, siguen unidas, a pesar de que las políticas de su Gobierno han pretendido separarlas. De allí que el deterioro en nuestras relaciones políticas oficiales haya sido inevitable. Pero aún, presidente
Ortega, podemos repáralas mediante una actitud constructiva, respetuosa y ajena a cualquier
oportunismo político interno.

Fue en este espíritu que, en mi condición de Presidenta libremente elegida de Costa Rica, le expresé a usted mi voluntad de proceder a desarrollar una relación propositiva, transparente y caracterizada por la buena fe con el gobierno que usted preside. Desde el momento mismo de la visita que efectué a Managua como Presidenta electa, le confirmé mi firme disposición de avanzar junto a los nicaragüenses en la lucha por el desarrollo y el progreso en libertad, así como en acometer una gestión conjunta en el manejo de la amplia agenda bilateral.

Lamentablemente, a los pocos meses de ejercer la Presidencia comencé a recibir señales negativas de parte de su gobierno. Esta política llegó a su culminación el pasado mes de octubre cuando las tropas nicaragüenses violentaron la soberanía territorial de mi país al invadir y ocupar el suelo nacional, ocupación ilegal que se mantiene a la fecha, irrespetando e ignorando los tratados y laudos vigentes desde hace más de 150 años. Esta situación, ha sumido a nuestras dos naciones en un onflicto, que de no ser por la actitud costarricense, pudo haber ocasionado la perdida de vidas humanas nicaragüenses y costarricenses.

Somos un país que arregla sus diferencias con el derecho internacional, en el marco de los organismos creados para ello. Tuvo Usted la oportunidad de demostrarle al mundo una actitud diferente, pero optó por mantener la invasión y la destrucción ambiental de nuestro territorio.
El 4 de marzo, nuestra Cancillería convocó al embajador Harold Rivas para ponerlo al tanto de las medidas que hemos tomado para resguardar las representaciones diplomática y consulares de Nicaragua en nuestro país. Es parte de las bligaciones que tenemos como gobierno responsable y respetuoso de los compromisos internacionales. Lamento, pero no me sorprende, que usted haya
tergiversado ese mensaje.

El próximo martes, esperaremos con serenidad la decisión de la Corte Internacional de Justicia. Lo haré junto a mi pueblo, que me eligió libremente y al que debo rendir cuentas cada día, con transparencia y serenidad, como corresponde en toda democracia.

Espero que, tras esa decisión, y sobre la base de la buena fe y el cumplimiento de las resoluciones del alto tribunal, podamos abrir el camino para un proceso de normalización de nuestras relaciones. La ayuda de países amigos, como México y Guatemala, será determinante en esa tarea. Lamento que, debido a su negativa de recibir a sus cancilleres en días recientes, así como a un grupo de representantes del Parlamento Europeo, se haya frustrado la posibilidad de una primera gestión en nuestras capitales.

Espero que, a futuro, su conducta sea consecuente con las palabras de su carta. Si es así, señor Presidente, podremos reunirnos, sin dobleces ni afanes manipuladores, con un solo objetivo: el bienestar, la democracia, el respeto el derecho y la convivencia pacífica entre nuestros pueblos.
Excelentísimo señor
Daniel Ortega Saavedra
Presidente de la República de Nicaragua
Managua, Nicaragua
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