Realmente asombrado por los vergonzosos hechos suscitados la tarde de este Jueves 30 de diciembre en que un grupito de efectivos del Ministerio de Seguridad Pública la emprendieron usando la fuerza bruta contra los camarógrafos y choferes de dos noticieros de televisión y a gritos contra los periodistas de estos, como se aprecia en el video.
Nótese que me refiero a un grupo reducido de miembros de la Fuerza Pública cuyos chalecos blandean las letras: GAO o grupo de apoyo operacional.
Y es que en realidad debe hacerse un apartado entre lo que hicieron unos cuantos lunares en el brillante trabajo de policías honestos y sensatos, que primero piensan y luego actúan, y no como estos que creyéndose dueños del poder absoluto actúan absolutamente por medio de la brutalidad policíaca contra gente indefensa cuyas únicas armas eran una cámara y en algunos casos un micrófono.
Cómo dijo un colega en el mismo lugar, “si fueran antisociales les tienen miedo...”, claro es más fácil agarrar a golpes al más cercano y al más indefenso. En la Isla Calero supongo que la situación sería otra.
Calculo que serían unos cuatro o cinco los efectivos que realmente la emprendieron a golpes y protegidos por otro tanto igual de compañeros policías. Estos son precisamente los que ahora deben enfrentar todo el peso de lo que antes juraron proteger: la ley.
Los canales de televisión pidieron una explicación, pero cuando se aprecian caras ensangrentadas, camarógrafos agredidos tirados en el piso, sin soltar su cámara por cierto, (sino nunca nos hubiéramos dado cuenta), y destrozos en los equipos, ya no cabe aquí ninguna disculpa y menos explicaciones, simplemente porque aquí no hay explicación que valga. Poco les faltó a los policías por desenfundar su arma, pero si varillas metálicas antirreglamentarias.
Las acciones a tomar tanto por el Colegio de Periodistas de Costa Rica, como por el Sindicato de Periodistas de Costa Rica, los canales: Representaciones Televisivas Repretel Canal 6 y Televisora de Costa Rica Canal 7, deben pasar del tenue velo de la diplomacia y las relaciones públicas a establecer de una vez y por todas el respeto al oficio del humilde trabajador de prensa y a la profesión del periodismo.
Deben ser los estrados judiciales los que hagan enfrentar a estos policías de juguete, matones a sueldo, pichones de paramilitares, soldaditos de plomo, marines frustrados, o acomplejados de Rambos, el verdadero brazo de la ley.
Se debe demandar penalmente por agresión y quien sabe qué otros posibles delitos, además por supuesto de la brutalidad policíaca, al grupúsculo que mancha el verdadero valor y misión de la GAO de la Fuerza Pública.
Buscar soluciones:
No entiendo como los policías se enfrentan a situaciones difíciles, de tanta tensión, sin la presencia de profesionales de la comunicación, y lo digo porque yo también manejo policía. Esta debe saber en qué terreno está y los periodistas a su vez cual es el terreno policial.
Creo que la mayor parte de asuntos como estos se pueden evitar, si, desde un principio, las Oficinas de Prensa del Ministerio de Seguridad Pública, del OIJ, y del Ministerio Público, abandonan de una vez y por todas sus cómodas oficinas y salen a las calles como periodistas de sucesos que son, para coordinar las acciones y las relaciones con los periodistas.
Estas oficinas deben, si no es que ya lo hacen (supongo que no pues no parece) brindar cursos de relaciones con la prensa, para que tanto los comunicadores como los policías conozcan mejor el trabajo de cada cual. Se trata de un caso de brutalidad y de ignorancia. A lo mejor no sea la solución definitiva, pero que ayuda... ayuda.
Sí, hay errores de ambos lados, pero ello NO justifica, ni explica, ni perdona, la brutalidad policíaca, contra comunicadores o contra cualquier habitante, sea este... quien sea.
Nótese que me refiero a un grupo reducido de miembros de la Fuerza Pública cuyos chalecos blandean las letras: GAO o grupo de apoyo operacional.
Y es que en realidad debe hacerse un apartado entre lo que hicieron unos cuantos lunares en el brillante trabajo de policías honestos y sensatos, que primero piensan y luego actúan, y no como estos que creyéndose dueños del poder absoluto actúan absolutamente por medio de la brutalidad policíaca contra gente indefensa cuyas únicas armas eran una cámara y en algunos casos un micrófono.
Cómo dijo un colega en el mismo lugar, “si fueran antisociales les tienen miedo...”, claro es más fácil agarrar a golpes al más cercano y al más indefenso. En la Isla Calero supongo que la situación sería otra.
Calculo que serían unos cuatro o cinco los efectivos que realmente la emprendieron a golpes y protegidos por otro tanto igual de compañeros policías. Estos son precisamente los que ahora deben enfrentar todo el peso de lo que antes juraron proteger: la ley.
Los canales de televisión pidieron una explicación, pero cuando se aprecian caras ensangrentadas, camarógrafos agredidos tirados en el piso, sin soltar su cámara por cierto, (sino nunca nos hubiéramos dado cuenta), y destrozos en los equipos, ya no cabe aquí ninguna disculpa y menos explicaciones, simplemente porque aquí no hay explicación que valga. Poco les faltó a los policías por desenfundar su arma, pero si varillas metálicas antirreglamentarias.
Las acciones a tomar tanto por el Colegio de Periodistas de Costa Rica, como por el Sindicato de Periodistas de Costa Rica, los canales: Representaciones Televisivas Repretel Canal 6 y Televisora de Costa Rica Canal 7, deben pasar del tenue velo de la diplomacia y las relaciones públicas a establecer de una vez y por todas el respeto al oficio del humilde trabajador de prensa y a la profesión del periodismo.
Deben ser los estrados judiciales los que hagan enfrentar a estos policías de juguete, matones a sueldo, pichones de paramilitares, soldaditos de plomo, marines frustrados, o acomplejados de Rambos, el verdadero brazo de la ley.
Se debe demandar penalmente por agresión y quien sabe qué otros posibles delitos, además por supuesto de la brutalidad policíaca, al grupúsculo que mancha el verdadero valor y misión de la GAO de la Fuerza Pública.
Buscar soluciones:
No entiendo como los policías se enfrentan a situaciones difíciles, de tanta tensión, sin la presencia de profesionales de la comunicación, y lo digo porque yo también manejo policía. Esta debe saber en qué terreno está y los periodistas a su vez cual es el terreno policial.
Creo que la mayor parte de asuntos como estos se pueden evitar, si, desde un principio, las Oficinas de Prensa del Ministerio de Seguridad Pública, del OIJ, y del Ministerio Público, abandonan de una vez y por todas sus cómodas oficinas y salen a las calles como periodistas de sucesos que son, para coordinar las acciones y las relaciones con los periodistas.
Estas oficinas deben, si no es que ya lo hacen (supongo que no pues no parece) brindar cursos de relaciones con la prensa, para que tanto los comunicadores como los policías conozcan mejor el trabajo de cada cual. Se trata de un caso de brutalidad y de ignorancia. A lo mejor no sea la solución definitiva, pero que ayuda... ayuda.
Sí, hay errores de ambos lados, pero ello NO justifica, ni explica, ni perdona, la brutalidad policíaca, contra comunicadores o contra cualquier habitante, sea este... quien sea.
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