viernes, 10 de julio de 2009

Discurso Pdte Arias a la salida de reunión s/ Honduras

Estimables miembros de la prensa nacional e internacional, amigas y amigos:

Antes que nada, quiero agradecerles su presencia aquí durante las últimas horas, y la fidelidad con que han seguido nuestros esfuerzos por alcanzar una solución pacífica al conflicto hondureño. Una prensa que aguarda paciente los productos del diálogo, en lugar de los productos del odio, del enfrentamiento o de la guerra, es en sí misma un símbolo democrático. A través de ustedes, el mundo ha hecho una vigilia por la paz en Honduras.

Como es de su conocimiento, el martes 7 de julio los dos sectores involucrados en este conflicto solicitaron mi mediación para dialogar sobre sus diferencias. Acepté sin dudarlo, porque estoy convencido de que ningún costarricense debe negarse jamás a permitir que prevalezca el diálogo sobre la intransigencia, el perdón sobre el rencor o el acuerdo sobre la fuerza. El mandato de nuestra historia es darle la mano a quien quiera transitar las sendas de la democracia, porque sabemos que eso no disminuye sino que dignifica a nuestro pueblo. Por eso, desde el día de ayer abrí las puertas de mi propio hogar para recibir a los representantes hondureños. Ambos sectores expusieron dos versiones muy distintas de los hechos ocurridos en su país, antes y después del 28 de junio pasado. Así se empiezan a sanar las heridas de un conflicto: hablando de frente con la verdad.

Ayer les dije que esto tomaría tiempo. Pero insistiré hasta el cansancio que en la larga epopeya de la humanidad, el paso decisivo es siempre el primero. Los hermanos hondureños han dado aquí ese paso, se han visto a los ojos y han hablado con franqueza. Eso es, por su cuenta, un logro capital para su país. Ambos sectores han afirmado su convicción de que es con el verbo, y no con la pólvora, con que se escribirán los trazos de su reconciliación. En ningún momento hemos escuchado insultos ni amenazas en las conversaciones sostenidas. En ningún momento los sectores se han dejado de escuchar. Ambos han acordado continuar con las conversaciones a la mayor brevedad posible, y no descansar hasta alcanzar un acuerdo que resuelva esta crisis.

Costa Rica continuará mediando mientras se lo sigan pidiendo los sectores involucrados.
Si algo en nuestra historia o en nuestra cultura puede servir para traer tranquilidad a nuestros hermanos, no dudaremos en prestar nuestro servicio. Porque sabemos que en ausencia de diálogo, una visión debe necesariamente aniquilar a la otra. Sólo en el diálogo, dos versiones distintas de una misma realidad pueden convivir. Para quienes no creen en lo que estamos haciendo aquí, para quienes fustigan nuestras intenciones, les digo que no seré yo, ni los delegados que tan arduamente han trabajado, quienes desmentiremos sus acusaciones. Serán los acuerdos que los sectores alcancen. Será la paz que regresará a Honduras. Será la estabilidad que sólo surgirá de las voluntades conjuntas de ambos sectores.
Estas puertas son a prueba de balas retóricas, y así como hace veintidós años no nos desalentaron los oscuros presagios de quienes veían el diálogo como un obstáculo, y no como un fin, esta vez tampoco nos van a desalentar. No mandaré a callar a nadie. Nunca ha sido mi estilo. Yo lucho por principios y no contra personas. Por eso seguiré defendiendo esos principios, que son los de la paz, el entendimiento y la voluntad para alcanzar acuerdos. Y la mejor forma de defenderlos es estar aquí, donde me llamen.

En los próximos días anunciaremos la fecha de nuestro siguiente encuentro. Sepan, desde ahora, que será de nuevo un encuentro respetuoso y franco, con el fin último de robustecer la democracia en Honduras y permitir la gobernabilidad. Una vez más pido que nos dejen a los centroamericanos resolver los problemas de los centroamericanos, tal y como lo hicimos veintidós años atrás. Porque hemos madurado más y lo podemos demostrar.

Al pueblo de Honduras, le pido que conserve sus anhelos, que continúe con sus oraciones, que no quite la mirada del horizonte donde despuntará el sol de un nuevo día. No destruyan, con violencia, lo que hemos construido aquí con esperanza. Porque en la democracia, más que en ningún otro sistema, siempre hay una segunda oportunidad. Siempre hay razón para esperar con ilusión. Sus líderes han demostrado que están dispuestos a escribir de nuevo la historia. Y aquí en Costa Rica tenemos papel y lápiz de sobra. Serán bienvenidos cualquier día, a cualquier hora.
Muchas gracias.








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